Revolución Mexicana, 20 de noviembre de 1910

Uno de los episodios más importantes dentro de la historia de nuestro país, es sin duda alguna la Revolución Mexicana, siendo éste un gran acontecimiento político y social con el cual se inició una transformación y un nuevo proceso de construcción nacional. Dicho evento dio inicio el 20 de noviembre de 1910 cuando el pueblo mexicano empuñó sus armas en contra del régimen de Porfirio Díaz

En 1875, el general Porfirio Díaz tomó la decisión de postularse en las elecciones presidenciales de ese año. Era la tercera vez que intentaba llegar al poder, pero en esta ocasión competía contra Sebastián Lerdo de Tejada. Díaz, al no estar de acuerdo con tener competencia, dirigió una campaña en contra de Lerdo, acusándolo de realizar modificaciones legales para facilitar su reelección. Así comenzó un período de guerra civil que llevaría a la salida de Lerdo de Tejada y el ascenso del general Díaz a la presidencia. México empezó a tener un auge en el desarrollo y modernización de su industria, el comercio y el transporte, pero bajo el control directo de empresas extranjeras que tenían en sus manos el petróleo, los ferrocarriles, la minería, entre otras, la concentración del poder económico y político en unos pocos privilegiados. Mientras que la mayor parte de la población del país vivía en la pobreza extrema, trabajando en jornadas sin descanso, con salarios que apenas alcanzaban para subsistir, con un régimen autoritario sin respeto a la dignidad ni a la vida humana. Con el paso del tiempo y cansados de tantas injusticias, muchos mexicanos reaccionaron, surgieron grupos y organizaciones que aspiraban a lograr una transformación de país, lo primero era la salida de Porfirio Díaz del poder. Entre las exigencias de la Revolución, estaba un sistema de gobierno democrático genuino, mayores derechos sociales, una reforma agraria justa para los campesinos, y libertad e igualdad para el pueblo, lo anterior debido las tierras de labranza estaban concentradas en pocas manos, que formaban grandes latifundios de terratenientes extranjeros y nacionales

La figura de Madero es emblemática para el movimiento revolucionario, Las ideas liberales aprendidas desde la infancia, lo impulsaron para buscar una mayor justicia social en México, por lo que en 1901 se comprometió con las ideas del Partido Liberal y difundió el periódico Regeneración de los hermanos Flores Magón, y en 1904 dio inicio a su carrera política, funda el Club Democrático Benito Juárez y para difundir los postulados organizo el periódico El Demócrata, en donde colaboraba con artículos sobre derechos humanos, sufragio y libertad. En octubre de 1908 publica el libro La sucesión presidencial de 1910 donde criticaba al entonces presidente de México Porfirio Díaz quien había estado por más de treinta años en el poder, y demandaba elecciones libres, libertad de expresión y de asociación. Conoció e intercambio ideas con los principales intelectuales, periodistas y líderes opositores del régimen porfiriano, organizando un plan para elecciones. El 22 de mayo de 1909 por iniciativa de Francisco I. Madero se crea el Partido Nacional Anti-reeleccionista (PNA), cuyo lema era “Sufragio Efectivo, No Reelección”, su objetivo principal era participar en las elecciones presidenciales de México contra la reelección de Porfirio Díaz.

Madero lanzó, el 5 de octubre de 1910, el Plan de San Luis, que rechazó la reelección y convocó a derrocar al dictador. El pueblo mexicano demostró fiel apoyo al llamado de Madero, se lanzó a la lucha armada el 20 de noviembre de 1910. Lo que la nación demandaba eran principios democráticos y sociales esenciales, como igualdad, justicia, equidad y libertad para un pueblo que sufrió demasiados abusos durante treinta años que duró la de dictadura. Dentro de los grupos que se unieron a la lucha se encontraban campesinos que reclamaban su derecho a la propiedad de tierras, obreros que reclamaban justicia social y por las clases medias que pedían libertad política

Las fuerzas opositoras tomaron el control de una gran parte del país, dejando a Díaz sólo una opción: anunciar, el 25 de mayo de 1911, su renuncia como presidente de México. Días después, Francisco I. Madero entró victorioso a la Ciudad de México el 7 de junio de 1911 rumbo al Palacio Nacional, dando término al Porfiriato. La revolución no había concluido, apenas había iniciado.

La Revolución Mexicana de 1910 dio lugar a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos de 1917, la cual reformó la del 5 de febrero de 1857, aún nos rige. Esta Carta Magna asentó los cimientos para recuperar la paz en la vida institucional, contiene los ideales, anhelos y aspiraciones de la nación mexicana.

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